casto inexpugnable
de cualquier lúbrico
pensamiento inmaculado.
Alma cándida inmune al
desaliento,
oh, tú, Roberto, ingenio bien
pensante,
crédulo, incauto, en puro estado
de pureza[1]
Ay, Sánchez, virgen… optimismo
ante el desaliento triunfador,
revoloteen a tus pies ingenuos
niños,
vence tú al desalmado Herodes
lidera a los incautos
contagia tu candor
¡sálvanos del irreparable caos
del apocalipsis infernal!
Sólo tú, Roberto Sánchez,
con la esperanza en cada mano,
sólo tú serás nuestro
redentor.
[1] Obsérvese el recurso intencionado, que no es redundancia como pudiera
pensar el lector inexperto.
3 comentarios:
Pero bueno, qué agradibilísima surprise! Una oda dedicada a vos, don Rob y nada más y nada menos que de nuestra queridísima Madre Abadesa!
Obnubilada quedo ante tamaño derroche de alabanzas a su persona... (bien alabada, por cierto!)
Me ha gustado ese guiño a San Herodes (para mí ya entra en la categoría de santo), y también queda observado el intencionado y "puro" recurso (no sé yo si soy lectora experta o inexperta, pero, en cualquier caso, he cumplido: he observado).
Aplausos para la Sor, y a voecencia, don, pues eso, que siga con la inocencia, la castidad, la candidez, el candor y todo lo demás... Eso, redima, redima usted!
Un abrazote!
;)
Redimida quedas, querida. Ve en paz.
Que conste que yo también te leo ;)
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