Nuestro querido Presidente Rajoy dijo ayer que nuestro país dispone del
capital más importante para superar la crisis: españoles. Esto debe querer
decir que estamos muy, pero que muy jodidos si ya hemos llegado ese nivel de estupidez en las
declaraciones. Ni ocurrencias tienen ya en la cartera.
Poco a poco nuestro Gobierno va demostrando que no disponía de programa
alguno de gestión para atacar la crisis más allá del recorte salvaje e
indiscriminado de presupuestos, en especial en aquellas áreas más sensibles, y
de más peso también que para eso se supone que vivimos en un “estado del
bienestar”: Sanidad y Educación.
Detrás, frotándose las manos, la enseñanza privada dispuesta a crecer aún más,
las universidades privadas solo para privilegiados, la compañías de seguros
médicos y la industria farmacéutica siempre al acecho de nuestra salud. Todo muy
neoliberal. Y como gran vedette, el señor De Guindos, presunto delincuente
según Mr. Obama quien ya dijo que los máximos responsables de Lehman Brothers
deberían sentarse en el banquillo de los acusados después de la que habían
montado. Recordemos que nuestro ministro de Economía era presidente del citado
banco en la Península. Ya se ve, del paro al Gobierno. Y si ha llegado a tan
alta magistratura no es para otra cosa que para defender los intereses del
mundo del que viene, no del pueblo al que se supone que representa, y del mundo
al que regresará cuando acaba su faena. De momento lo está haciendo bien,
cumpliendo los preceptos de su ideología a rajatabla. No nos engañemos, las
cosas jamás volverán a ser como fueron. A estos tipos les interesa que haya cinco
millones de parados, es una forma de abaratar el coste de la mano de obra. A
cambio se les otorga un subsidio de desempleo para que no estalle el país y
asunto arreglado. El subsidio lo vamos a pagar los de siempre, es decir, los
que cobramos una nómina y pagamos impuestos. Los que cobran de otras maneras y
se las apañan para pagar lo mínimo posible no contribuirán demasiado a ello.
¿Lucha contra la delincuencia fiscal? ¿Para qué? Resultado: subida del IRPF a
los de siempre, bajada de sueldo a los de siempre, amnistía fiscal a los que
pueden defraudar. Y así ad infinitum.
De todas formas es este un juego peligroso que puede acabar mal para todos.
La línea entre la fina estrategia y la simple estupidez es muy delgada (vean a
nuestro querido Rajoy balbuceando bobadas mientras De Guindos dice que hay que
ir a por el medicamentazo. Rajoy lo descarta y una semana más tarde ya está en
la antesala del Consejo de Ministros. Y etc, etc, etc… Está claro quién manda
en el Gobierno). Pueden pasarse de frenada, acaso ya lo hayan hecho, y entonces
esos Mercados etéreos nos gobiernan
por jeta interpuesta se irritan porque tanto recortar a ver si va a suceder que
la economía acaba hundiéndose. Se publican los Presupuestos y quince días
después los amortizan con una improvisación nueva: vamos a recortar 10.000
millones en Sanidad y Educación. Así, otra vez demuestran que no tenían
programa ni idea de qué hacer. O quizá sí, quizá siguen unas órdenes secretas,
acaso detrás hay un plan oculto para el dominio mundial. No olvidemos que el ansia desaforada de
riqueza ya nos ha llevado a donde estamos. La avaricia también debe generar
estupidez. Antes pensaba en conspiraciones y golpes de estado, sin embargo el
otro día leí el principio de Hanlon, que dice así: No atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez.
Mientras tanto seguimos hablando del rey, su cadera y su elefante, de hacerse un Froilán y de declararle la guerra a Argentina.
¿Cortina de humo o simplemente va a ser que la estupidez es contagiosa?