martes, 15 de junio de 2010

La Información


"Siento que de noche las ciudades contienen hombres que lloran en sueños y dicen Nada. No es nada. Sólo sueños tristes".

Martin Amis

1 comentario:

el maestresala dijo...

Sr Belidor :

Hace muchos años leí un libro de Gustav Janouch que algunos han tachado de apócrifo. En él se ve la sabiduría, la normalidad, la esperanza y el sentido del humor del hombre llamado Franz K.:


"Cuando el joven Gustav se presenta en el Instituto de Seguros contra Accidentes de Trabajo, su padre le dice que la factura de electricidad de la casa ha ascendido en forma desorbitada en los últimos meses, y que ha descubierto que eso se debe a que la luz en la habitación de Gustav permanece encendida toda la noche. “Sé lo que haces allí”, anuncia el padre a continuación. “Me tomé el atrevimiento de revisar tus cajones. Y de mostrar algunas de esas cosas que escribes a un colega, más experto que yo en esos asuntos. No temas, no te he citado para reñirte sino para que conozcas a esa persona.” El padre acompaña al hijo a otra oficina del laberíntico edificio, donde lo presenta a un funcionario alto y delgado, de pelo negro peinado hacia atrás, nariz corva y unos ojos prodigiosamente penetrantes. “Doctor, éste es el joven del cual le hablé”, dice Janouch padre y los deja solos. Franz Kafka tiende la mano al joven Gustav: “Conmigo no debe avergonzarse. A mi casa también llegan facturas de electricidad altísimas”.


Se lo recomiendo si quiere verlo en su vida diaria por las calles de Praga.

Al hilo de este libro William Ospina dice :

"Kafka no era apenas un escritor, ni un abogado, ni un intelectual, sino posiblemente un santo. No se suele hablar de santos en nuestra época, o sólo se piensa en ellos como vestigios de edades ingenuas, ejecutores de milagros o celebridades religiosas. Se juzga la santidad por hechos extraordinarios y espectaculares, más que por una manera virtuosa o ejemplar de vivir.


Buenas noches