"Al final fue haciéndose añicos, desapareciendo en la nada hasta que se disolvió... Las últimas dos cosas coherentes a las que se aferró fueron su nombre y la necesidad de mantener el enlace que comunicaba todo lo que le estaba pasando... Experimentamos todo su desconcierto y terror, cada pizca de cólera y orgullo, hasta el último matiz de dolor y angustia. Morimos con ella, nosotros éramos ella y ella era nosotros".
Iain M. Banks
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