Hace unos días, escuché a Rosa Montero decir que escribir es tan duro, tan cansado, tan trabajoso que sólo lo haces si de verdad lo necesitas para aguantar la vida, que uno escribe para intentar dar un sentido al mal y al dolor. Escribes para sobrevivir.
Sentí muy adentro sus palabras: "para aguantar la vida". Para luchar contra la soledad, me atrevería a añadir, aunque debas hacerlo precisamente en soledad. Una paradoja aterradora. En definitiva, escribimos contra la muerte, pero no creo que sirva para mucho.
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