martes, 31 de enero de 2012

Oda



Oh, tú, inocente entre los inocentes,
casto inexpugnable
de cualquier lúbrico pensamiento inmaculado.
Alma cándida inmune al desaliento,
oh, tú, Roberto, ingenio bien pensante,
crédulo, incauto, en puro estado de pureza[1]
Ay, Sánchez, virgen… optimismo
ante el desaliento triunfador,
revoloteen a tus pies ingenuos niños,
vence tú al desalmado Herodes
lidera a los incautos
contagia tu candor
¡sálvanos del irreparable caos
del apocalipsis infernal!
Sólo tú, Roberto Sánchez,
con la esperanza en cada mano,
sólo tú serás nuestro redentor.


[1] Obsérvese el recurso intencionado, que no es redundancia como pudiera pensar el lector inexperto.

Ana Belén Alonso

3 comentarios:

Edurne dijo...

Pero bueno, qué agradibilísima surprise! Una oda dedicada a vos, don Rob y nada más y nada menos que de nuestra queridísima Madre Abadesa!
Obnubilada quedo ante tamaño derroche de alabanzas a su persona... (bien alabada, por cierto!)

Me ha gustado ese guiño a San Herodes (para mí ya entra en la categoría de santo), y también queda observado el intencionado y "puro" recurso (no sé yo si soy lectora experta o inexperta, pero, en cualquier caso, he cumplido: he observado).

Aplausos para la Sor, y a voecencia, don, pues eso, que siga con la inocencia, la castidad, la candidez, el candor y todo lo demás... Eso, redima, redima usted!


Un abrazote!
;)

Belidor dijo...

Redimida quedas, querida. Ve en paz.

Yo dijo...

Que conste que yo también te leo ;)