Dice Don Ramiro: "... Pedí, pues, a mi hija mayor, Begoñita, de ocho años, que pulsara la tecla de punto final, y lo hizo. Desde entonces, ella remata cada nueva novela. Si no la tengo a mano, espero semanas o meses con el espacio en blanco hasta que regresa, y ya no tengo que indicarle que pulse ahí, ya domina un teclado, y lo hace con la seguridad de su experiencia adquirida desde aquellos sus lejanos ocho años...".
1 comentario:
Pues sí, libro dedicado por el maestro con su anciana y sabia mano.
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