Sentado en un banco en el Jardim da Estrela de Lisboa, no conseguía concentrarme en la lectura; por la cabeza me rondaba un poema de Pessoa, o mejor, de su heterónimo Alvaro de Campos:
NÃO, NÃO quero nada
Já disse que não quero nada
Não me venham com conclusões!
A única conclusão é morrer.
En Lisboa el tiempo parece que ha terminado, es como si mañana no fuera a llegar. Hay un lugar en la ciudad que resume este sentimiento de abandono, de fatalidad que impregna hasta la luz, que la congela, que todo lo paraliza. Se trata de la Igreja do Carmo. Durante el terremoto de 1755 la iglesia se derrumbó y un posterior incendio arrasó lo poco que había quedado indemne. Quisieron reconstruirla, pero todo se quedó a medias. No merecía la pena, otro terremoto se la habría de llevar de nuevo. No hay nada demasiado importante, parece que pensaron, y menos que nada la vanidad de los hombres. Es allí, entre sus paredes desnudas, bajo un techo que es el propio cielo, donde ese espíritu de renuncia de los lisboetas se muestra con más pureza. Los arcos que enlazan las columnas no sostienen sino aire, acaso el mismo cielo, pensé que quizá la vida desnuda, algo tan pesado que les agota, les apaga el deseo hasta el punto de no querer nada, de sólo desear que les dejen tranquilos mientras recuerdan lo que no fue y miran con ojos entornados el fluir de las aguas del Tejo. Ellos saben que la única conclusión es morir.
1 comentario:
Sr Belidor :
Pessoa también decía :
A mí, cuando veo un muerto, la muerte me parece una partida. El cadáver me produce la impresión de un traje que se ha dejado. Alguien se ha ido y no ha necesitado llevarse ese traje único que vestía.
¿Cambio de alma cómo? Descúbrelo tú.
Desde que nacemos hasta que morimos, cambiamos de alma lentamente, como de cuerpo. Consigue un medio de volver rápido ese cambio, como con ciertas enfermedades, o ciertas convalecencias, el cuerpo nos cambia rápidamente.
¿ Vivir sin saber lo que es la vida será vivir ?
Faltamos si entretuvimos (podemos morir si apenas amamos).
Pero si no se espera todo o casi todo, todavía se espera algo. Y cuando se pasa de la figura vista al alma hablada, no hay sin duda que esperar ingenio o vivacidad, pero hay por lo menos que contar con inteligencia, con, por lo menos, la sombra de la elevación.
... El sagrado instinto de no tener teorías ...
Buenas noches y saludos cordiales.
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