martes, 11 de enero de 2011

150




Alrededor de una mesa de mármol desportillado, en nuestros escaños de terciopelo, somos náufragos en la ínsula Barataria, y ya no fumamos. En el centro de la capital del mundo flota a la deriva esta ínsula, hoy habitada por unos amigos de los libros, inmunes sibaritas, antropofílicos, eclécticos, prosélitos. Todos sin sombrero y sin prisa. Desde que a ella arribamos, han crecido en la isla 150 árboles diáfanos y opacos, luminosos y oscuros, herméticos, ligeros, de metálica densidad, para viejos y para jóvenes, clásicos y modernos, valores seguros y seguras apuestas perdedoras. Los árboles han desplegado sus ramas, y en ellas han nacido hojas, y en las hojas la savia de las palabras se alimenta con el sol de nuestros ojos lectores. Nos cobijamos en su sombra, de sus ramas hacemos fuego, de sus frutos nos alimentamos. Todos los árboles tienen un nombre, lo hemos grabado en su corteza. El árbol es mejor que el mármol, pues en él los nombres crecen(*). El bosque de Barataria permanece.


(*)Jean Cocteau

2 comentarios:

El maestresala dijo...

La tertulia de la Granja es como Venecia, bella y decadente.

Viva la LTLG

Belidor dijo...

¡Viva!