sábado, 17 de octubre de 2009

Brevedades fantásticas /2


NUESTRAS VENTANAS se vigilaban sobre el patio de luces. Cada noche, a la misma hora, mi vecino encendía la solitaria fluorescente de su cocina. Le veía trastear mientras parecía prepararse algo de cena. Luego pasaba al comedor, se sentaba a la mesa y allí contemplaba su plato, siempre vacío, durante un largo rato. Después las lámparas de su domicilio se apagaban, pero podía apreciar el brillo de sus ojos observándome desde el fondo del salón. Ayer me lo encontré en la escalera y me invitó a cenar en su casa. No sé por qué, pero no fui capaz de rechazar el ofrecimiento. De todas formas debí traer algo para abrigarme. En esta nevera hace mucho frío.


Ilustración: Ana Trello

2 comentarios:

El maestresala dijo...

Sr Belidor :


Yo no agonizo en una nevera como este hombre sino en una celda. La cabeza me va a estallar. Cobaltoporfirina, por favor.

Belidor dijo...

Buena suerte esta tarde. Le echaremos de menos.