"En cuanto al rey y al ejército que salieron de Granada al tiempo de la rendición, era una simple comitiva fantasmal de espíritus y demonios a quienes se les permitió tomar aquellas formas para engañar a los reyes cristianos."
Washington Irving
Siempre es posible viajar en el tiempo, basta con desearlo, basta con levantar la mirada y contemplar el firmamento. En el Albaicín, entre teterías y tabernas, la iglesia de San Gregorio abre sus portones a otra época. Entrad al mediodía. Veréis que el altar está aislado de la nave principal por una reja de hierro forjado. De espaldas a los fieles, al otro lado de la reja, cinco monjas ataviadas con hábitos de nieve cantan los misterios gozosos. Sentaos y bajad los párpados, oídlas. No tengáis prisa, recordad que estáis en Granada. Le piden al Señor que ruegue por nosotros. Tened paciencia, acaso lo haga. Allí, entre cirios, humo de incienso y voces de cristal no es imposible creerlo. Abrid ahora los ojos y veréis a vuestra izquierda a una pareja de franceses santiguándose. Bajad los párpados de nuevo. Estáis viajando en el tiempo. Cuando salgáis de San Gregorio, quizá estéis en otra Granada.
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