¿Regresará Dios cuando su creación esté destruida?
Elías Canetti
Al otro lado de la puerta se ocultaba un cielo negro perfilado por los dientes podridos en que se habían transformado los edificios de la ciudad.
La mitad de la habitación había desaparecido, en la otra aún dormitaban los rescoldos de los incendios. Allí también olía a sudor rancio. El fuego parecía haber reducido el tamaño de todo lo que quedaba. Una cómoda, una pintura de la que se habían borrado las montañas y las nubes. La cuna pegada a la pared.
Había un cuerpo en aquella cuna, pero su hijo ya no estaba allí.
En una esquina de la habitación, asomado al precipicio de escombros que había más allá, el armario seguía intacto. Sacó una maleta y la llenó con lo único que ya era importante para ella.
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