Fueron muchas horas de vagar por las calles oscuras de la ciudad. Su mente era un escenario negro y sobre él figuras grises se desplazaban sin rumbo. Bebió, bebió mucho, bebió hasta que las figuras grises se hundieron en un mar de terciopelo, negro, y entonces la bruma de su interior se fundió con la noche.
2 comentarios:
¿por qué nadie comenta esta entrada tan bonita?
reconozco ese cuaderno, creo.
sigo en el extranjero. au revoir
Los girasoles siempre miran al sol, aunque esté nublado...
Es ese cuaderno.
La ciudad extraña...
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