Bajo los tilos. Una anciana menuda y vestida de negro renquea por una pendiente imposible. Se apoya en un bastón. Avanza con parsimonia, muy despacio, tiene todo el tiempo en sus arrugas. Cuando llega bajo el tilo, observo sus orejas, sus dedos, sus muñecas. Pendientes, anillos, pulseras, todo es oro. Lleva su melena blanca recogida en una cola de caballo. Se sienta en una mesa, pide un café con leche y lo toma con parsimonia, muy despacio, tiene todo el tiempo en sus arrugas. Me la imagino joven y por un instante desearía ser un anciano en Capileira.
2 comentarios:
Sr Belidor :
¿Cómo van esas Alpujarras míticas de Brenan? ¿Volverá algún día de su retiro? Al leer su magnífico texto me ha venido a la cabeza una música. Yo le pongo la letra y usted tararea. Hala hala (a mí me vuelve loco cuando dice "Y radio Tirana...):
Yo quiero verte danzar como los zíngaros del desierto
con candelabros encima,
o como los balineses en días de fiesta.
Yo quiero verte danzar como derviches tourneurs que giran
sobre la espina dorsal al son de los cascabeles del kathakali.
Y gira todo en torno a la estancia mientras se danza, danza.
Y gira todo en torno a la estancia mientras se danza.
Y la Radio Tirana transmite música balcánica
mientras bailarines búlgaros,
descalzos sobre braseros ardientes.
En Irlanda del Norte, en verbenas de verano,
la gente anciana que baila a ritmo de siete octavas.
Y gira todo en torno a la estancia mientras se danza, danza.
Y gira todo en torno a la estancia mientras se danza.
En el ritmo obsesivo la clave de ritos tribales,
reinos de hechizos y de los músicos gitanos rebeldes.
En la baja Padana en verbenas de verano,
la gente anciana que baila, viejos valses vieneses.
Volveré, creo... Tarareo... Hace muchos años oía Radio Tirana y no emitían música balcánica precisamente, pero valga la licencia poética de Batiatto
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