domingo, 2 de agosto de 2009

Volvió una noche

Cuando ella se fue, busqué un espejo y me quise mirar, quise contar las arrugas y los años que se marcaban en mi frente, quise adivinar la profundidad de los pliegues cincelados sobre mi rostro por las lágrimas. Quise preguntarle al hombre que iba a enfrentar desde el azogue si merecía la pena sufrir tanto por una mujer… 

... Un suelo de piedras y una incongruente colilla refugiada entre sus cantos. 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Roberto,
soy Javi, no prometo que visite mucho tu blog pero si nos recuerdas su existencia algún garbeo ya me daré. Me gusta lo que tienes puesto (actualizas con frecuencia, eso es que lo has cogido con ganas). Es más poético que lo que suelo leer tuyo. Lo de escribimos contra la muerte yo lo suavizaría un poco, escribimos para que una parte de nosotros no muera. Viene a ser lo mismo.

Belidor dijo...

Gracias, Javi, poeta laureado. Os lo recordaré con infinita pesadez.

Unknown dijo...

Roberto, amol, quien te ha visto y quien te ve. Tu en aventuras liricas como vulgares tetragramas de plata.
Sirva aquello de Hernandez,
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

La muerte solo se evapora en el recuerdo y en la voluntad, creo.

Belidor dijo...

Alguien lo dijo, sufro un dolor lírico que me zamarrea el alma. La muerte llueve.